domingo, 27 de diciembre de 2009

Las mujeres que buscan ser iguales a los hombres tienen poca ambición

Es una frase que encontré hace poco cuando estaba buscando frases sobre feminismo. Mi intención al discutir esta frase no es ofender a los hombres sino hacernos pensar a todos. A las mujeres desde que nacemos se nos dictan cosas que no debemos hacer. “Las niñas deben ser limpias, no te ensucies cuando juegues”, “Las señoritas no deben gritar cuando se enojan”, “Las mujeres no pueden hacer las cosas solas necesitas un hombre a tu lado” obviamente estas son cosas que los hombres pueden hacer sin problema. Esto molesta a cualquiera que lo sufra y quiero pensar que por eso nació el feminismo. Pero creo que en algún punto del camino perdimos el objetivo, perdimos la visión. Nos dejamos convencer de que la razón por la que no nos dejaban hacer tantas cosas era porque no podíamos hacerlas. El feminismo nació de la necesidad de libertad de las mujeres, de la necesidad de poder hacer lo que nosotras querríamos desde gritar y ensuciarnos “como hombres” hasta estudiar ciencia. Ese era el objetivo. Pero en algún punto del camino “Quiero hacer lo que yo quiera” se convirtió en “Te voy a demostrar que puedo hacer lo mismo que los hombres y así no podrás poner pretextos para dejarme hacer lo que quiero hacer”. Obviamente el segundo objetivo es mucho mas difícil de conseguir y no otorga ninguna satisfacción. Aún así las mujeres caímos en la trampa y ahora ponemos en vergüenza al inocente que se atreva a ofrecernos ayuda con algo pesado o nos abra la puerta pues “¿Acaso no saben que somos iguales?”, “¿Me abres la puerta?¿Quieres decir que soy mas débil que tu y por lo tanto inútil?” Nos enajenamos con demostrar que podemos ser como ellos en todo en lugar de empezar a hacer nuestra voluntad. Dejamos de hacer las cosas simplemente porque queríamos y empezamos a hacerlas simplemente para demostrarles a ellos. Ese es el sentido que yo le doy a la frase. Hemos reducido nuestra ambición de libertad a la mínima ambición de la igualdad con los hombres y eso no era lo que queríamos para empezar. Además ¿Porqué tengo primero que probar que puedo ser como un hombre para adquirir el derecho a la libertad? ¿Es que las mujeres no tenemos derecho a la libertad simplemente porque somos seres humanos? Caer en esa trampa de probar que somos iguales a los hombres antes de adquirir nuestra libertad es vergonzoso. Es aceptar que solo los hombres y quien pueda ser igual a ellos tiene derecho a la libertad.
Para evitarnos la pena de hacer cosas solo por demostrarles a los hombres que podemos, tanto hombres como mujeres debemos cambiar la percepción de que las cosas “de viejas” son también cosas “de débiles”. Debemos creer que la misma mujer que llora en el cine puede irse a vivir sola en Nueva York, que la misma mujer que ve telenovelas puede alimentar a una familia de cuatro, que la misma mujer que tiene interés en la moda puede tener interés en las matemáticas. Todas estas mujeres existen y nadie tiene derecho a decirnos que porque somos mujeres somos débiles, incapaces de alcanzar nuestras metas o de interesarnos por el deporte y la ciencia y nadie debería poder decirle eso a ninguna mujer no importa cuantas cajas sea incapaz de levantar, cuantos zapatos tenga en su guardaropa y cuantas veces llore al leer un poema.

2 comentarios:

  1. AH JAJAJA. sufro de ese mal pero poco a poco me voy acostumbrando, antes no me gustaba que pagaran mis cuentas o que me abrieran la puerta, pero ahora digo, ¿por que no?, lo vale.
    Aunque antes sentía envidia de no ser hombre por que ellos las cosas a veces les eran mas fáciles... pero bueno, me he dado cuenta que cada uno tenemos un papel en la vida.

    ResponderEliminar
  2. Yo también era así pero hace poco decubrí las ventajas de ser mujer una de las cuales consiste en no tener algo entre las piernas que te hace tomar las decisiones mas estupidas de tu vida jajaja

    ResponderEliminar